Nuevos hallazgos en estudios realizados en el Reino Unido demuestran la importancia de una cloración adecuada
Aunque los brotes de ciertos patógenos respiratorios, como la Legionela, se han relacionado con aguas recreativas (a menudo debido a un mantenimiento inadecuado de los niveles de cloro), el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. establece que no es consciente de ningún informe científico que demuestre que el SARS-CoV-2, el agente causante de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19), se propague a través del agua en piscinas, jacuzzis, parques acuáticos u otros lugares acuáticos tratados.1
A pesar de estas afirmaciones, el público sigue preocupado por la transmisión del virus por el agua. En una encuesta de 2021, el 52 % de los estadounidenses se preocupan por la COVID-19 en piscinas públicas, y entre ese grupo, el 82 % están especialmente preocupados por las grandes multitudes en la piscina.2
Ahora, los hallazgos de un estudio realizado en el Reino Unido pueden ayudar a disipar esos miedos. Publicado en la revista Water Research, el estudio proporciona una mejor comprensión de cómo una cloración y control del pH adecuados salvaguardan las aguas recreativas de la propagación del SARS-CoV-2.3 Los científicos de Solenis (anteriormente de Sigura Water) contribuyeron con su experiencia técnica al proyecto.3
Aunque la transmisión aérea se acepta como la principal ruta de propagación del SARS-CoV-2, muchos también han propuesto la transmisión a través del agua como ruta secundaria. La evidencia de esto viene del hecho de que muchos pacientes con COVID-19 han mostrado síntomas gastrointestinales, lo que lleva a los investigadores a buscar ARN vírico en las heces de individuos infectados. El ARN del SARS-CoV-2 se ha identificado en muestras fecales y también se ha detectado en aguas residuales no tratadas de todo el mundo.4
Incluso en agua sin tratar, los virus del SARS-CoV-2 no persisten indefinidamente. Algunos estudios han demostrado que los coronavirus son más sensibles a las variaciones de temperatura y que el 99,9 % de los virus se inactivaron en dos o tres días en aguas residuales a 2 ºC.5 En agua tratada con cloro, la inactivación se produce más rápidamente. Sin embargo, antes de este reciente estudio, dirigido por investigadores del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres, el efecto del agua clorada de la piscina sobre la inactivación del SARS-CoV-2 nunca se había demostrado directamente. Sus hallazgos ilustran claramente el nivel de eficacia del cloro en la inactivación del SARS-CoV-2.3
En el estudio, los investigadores tomaron hasta una litro de muestras de agua de varias piscinas y las modificaron en el laboratorio para tener un rango de valores de pH y cloro libre. A continuación, se añadió una cantidad conocida de SARS-CoV-2 infeccioso a las muestras de agua duplicadas. Después de 30 segundos de incubación, cualquier virus infeccioso restante se valoró en células derivadas de mono conocidas como células Vero con el uso del ensayo TCID50, cuyo acrónimo en inglés corresponde a dosis infecciosa de cultivo tisular medio y mide la supervivencia de los virus después del tratamiento.
Se realizaron experimentos sucesivos con niveles variables de cloro libre, pH variable, un rango de niveles de pH y cloro libre, y una preparación independiente de virus en una gama de niveles de pH y cloro. Además, se incluyó un control de solución salina regulada con fosfato (PBS, por sus siglas en inglés) en cada experimento para validar la infectividad de la entrada del virus.
Los resultados del estudio muestran la importancia tanto de los niveles de cloro como del pH para lograr la inactivación viral. Para comprender cómo se produce la inactivación, ayuda comprender la estructura vírica. Se sabe que el SARS-CoV-2 es un virus con envoltura, con una membrana lipídica que rodea una cápsula proteica compuesta por proteínas y glicoproteínas. El cloro actúa penetrando en la membrana lipídica y reaccionando con las proteínas internas para interrumpir su capacidad de funcionar normalmente. Una vez alteradas las proteínas internas, el virus se desactiva.
El estudio reveló que un pH más bajo y unos niveles más altos de cloro libre dan como resultado una mayor inactivación del SARS-CoV-2. Un pH no superior a 7,4 y un cloro libre superior a 1,5 partes por millón (ppm) provocaron una reducción mínima de 3-log (en al menos 3 órdenes de magnitud) en el título infeccioso. La disponibilidad de cloro libre activo disminuye con el aumento del pH, y esto se observó en el estudio, con la detección de algún virus residual después del tratamiento en muestras con un pH superior a 7,4, incluso cuando había al menos 1,5 ppm libre de cloro.
Basándose en estos datos, los autores del estudio llegaron a esta conclusión: "Nuestros hallazgos sobre la susceptibilidad del SARS-CoV-2 a la inactivación mediante el agua de piscina subrayan la importancia de que quienes mantienen piscinas cumplan con las directrices de cloración del Reino Unido, lo que debería aportar confianza en la seguridad de los bañistas cuando están en el agua".3
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Referencias